The
Beatles decían: “All you need is love” pero no sé, siento que se equivocaron;
porque necesitas más cosas como por ejemplo: Un libro, una canción. Alguna que
otra película o inclusive enviar una carta, en mi caso sería: Rayuela- Julio
Cortázar, What a wonderful world -Louis Armstrong, Fight Club-David Ficher y
esta carta. Ahora me pregunto ¿Cuáles serán los tuyos? Porque si bien es cierto
la humanidad aún no ha podido responder a la pregunta: ¿Quiénes somos? Es deber
de cada individuo responder: ¿Qué libro me conmueve? ¿Qué película me atrapa? Y
¿qué canción me enamora? Y si te soy franco estas dos últimas me provocan un
tremendo dilema de esos que se te atraviesan en la cabeza como una bala provocando
un laberinto cerebral que te hace titubear; porque no sabes que canción o
película te aturden más los sentidos y te pierdes volviendo al punto de partida
porque así es esto; a veces es mejor rendirse que seguir buscando esa quimera
que te aturda completamente el alma y termines no despertando más y con ello
abandonando otras maravillas que necesitas para sobrevivir. Y te escribo todo
esto mientras escucho: “Lo que construimos”- Natalia Lafourcade no porque la
letra tenga algo que ver contigo, conmigo o con esta carta sino porque es la
que van en turno en el reproductor… Ese pequeño aparato que espero siempre
andes en tus caminatas de regreso a casa o mientras vas hacer las compras. Es
curioso que mientras redacto esto sonrió, porque mes es fácil imaginar en una
tarde lluviosa a tu hermana con el brazo cansado por tanto cargar el paraguas
diciendo: “Que tediosa es la lluvia” en el mismo recuadro tú estás empapada con
tus brillantes ojos cafés ignorando lo que dice Laura, observando como los
edificios flotan a tu alrededor.
Quizás
no lo sientas, pero disfruto mucho esto de escribirte una carta, ya que tú
tienes esa cínica habilidad de sacar mi lado noble, y ahora me siento así,
tranquilo, con esa sensación de que el mundo está bien y que no hay nada que
mejorar. Ojalá que todos con los que converses se sientan igual, de ser así
solo con el hecho de existir ya haces del mundo un lugar mejor. Creo que por
eso me tomaba la molestia de observar cada una de tus manías, esa mirada que
nunca supe si es que estaba perdida o que estaba en un sitio maravilloso del
cual no quería escapar o como cuando te tapas la boca cuando te hechas a reír a
carcajadas… joder creo que tú aún no sabes lo hermosa que eres, y creo que eso
está bien porque eso te hace ver más linda, más simple, más como un amanecer,
en resumen: más como tú y te lo digo como un amigo que es fanático de lo lindo,
de lo que provoca curiosidad por eso yo creía que la elección más sabía era que
fueras una amiga, después de todo no siempre te encuentras una Carolina como
para darse el lujo de comenzar ese tipo de historias que comienzan con flores y
mariposas en el estómago y que terminan
con tormentas tropicales en ojos, historias que conmigo suele durar un máximo
de tres meses. Por eso una vez que mis amigos me vieron y escucharon hablar
contigo, cuando te marchaste ellos me dijeron: “Ella te gusta”. A lo cual yo
respondí con un rotundo no, a lo que ellos volvieron a responder: “Ella te
gusta, nunca te he visto que interesases de verdad una mujer” y yo volví a
decir que no, porque insisto soy de los tipos que adora tener gente fantástica
a su alrededor y hace hasta lo imposible por conservarlas el mayor tiempo
posibles sin importar las consecuencias. Pero entiéndeme, nunca te imagine que
en unos meses estarías en un aeropuerto de regreso a casa. Y por eso cuando me
invitaste a comer una pizza antes de que te fueras, invente pretextos para no
ir, porque me conozco y sabía que, si iba, solo iría a besarte, “besarte” esa
palabra que contiene tres silabas y que su acción suele durar más de tres
segundos, cosa que casi hago aquella vez cuando te invite a un café y que tú
inmediatamente me invitaste a tomar un licuado y yo solo asentí tiernamente y
creo que fue la primera vez que baje la mirada porque si te veía iba hacer lo
que se me cruzo por la cabeza en ese entonces: tumbarte hacía la pared y
besarte, dejando que mi dedos acaricie el resto de tu piel improvisadamente.
Ahora
que releo no sé qué tinte tiene esta carta, si es la de un cachorro que le
habla aquella chica con la cual no sé animo a proceder o de las que son mi
estilo; con ese porte que hace hasta lo imposible por no ser la de un cachorro.
Sólo sé una cosa: Es probable que esta sea la carta más hermosa que recibas por
un buen tiempo. La verdad no sé estrictamente que tipo de hombre soy, sólo sé
que soy de lo que les gusta ganar y tengo el deber de admitir que contigo
perdí. Pero si de alguna manera pudiera enviar una carta a mi yo del pasado le
diría: “La chica se va, esfuérzate más”, pero no se puede Carolina, no se
puede. Ambos sabíamos que un beso mío sería bien recibido en tú boca o quizás
sólo sea esa confianza mía que por lo general me ayuda a ganar, confianza que a
ti te gustaba. Se me están acabando las líneas princesa; en mi circulo se dice
que si vas a enviar una carta debe durar un máximo de una página, y ya llevo
dos y eso no me gusta, porque disfrute tanto escribir estas dos simples páginas,
no sé qué más decirte sin tener que divagar; sólo quiero que te cuides,
aprendas, que me mandes notas voz, que no seas tímida, que recuerdes que tú voz
me calma, que sonrías mucho, que cuides a Laura y a todos los tuyos, que me
escribas con frialdad o ternura, que tomes vinos, que cantes y que leas libros,
que mires películas, que bailes sin pena, que siempre te diviertas, que seas
feliz, que no te pongas triste, que pase lo pase y digan lo que digan nosotros
lo hombres que por conocimiento propio sé que solemos ser unos bastardos quiero
que recuerdes que: “Eres linda, desde el pie hasta el alma” y que “ Es lindo
saber que existes.”
Te mando dos besos uno en la mejilla y el otro para el desayuno…
Abrazos eternos.
Te mando dos besos uno en la mejilla y el otro para el desayuno…
Abrazos eternos.
Mario
Santos